Nunca fui
lo suficientemente anoréxica
como para llegar
a mi meta final (39).
Quizás por eso
siempre me vi gorda.
Pero estuve tan cerca.
Diario de Ex-ana.
Como tantas otras veces esa vez me corte. Lo que hizo que esta vez fuera diferente fue que me corte en el auto de mi mamá, sola, por supuesto.
Me había propuesto comprar ropa interior, cosa que no hago desde que cubrí mi cuerpo con exagerada grasa; cuando entre al primer lugar mi vieja pide un corpiño talle 85 (si, ya sé, naturalmente no tengo nada) pero con lo gorda que estoy ese ya no es mi talle, y se noto. Me lo probé de espaldas al espejo y no me quedo. No quise más. Salí del lugar temblando (como cada vez que quiero llorar y no lo hago). No quise más nada. Le pedí las llaves a mi mamá mientras ella se iba con mi hermana a seguir comprando.