Cuántas veces puedo ser victima de mis recuerdos. Que mente idiota porque siempre recuerdo.
Odio sentirme abandonada, rechazada y olvidada; mi enfermedad es pensar que en vez de eso prefiero engañar. Y torturarme y auto controlarme para no estar sola, para no ser odiada ni por mi misma, para que no se olviden de mí.
Odio que me traiciones, odio que no seas como yo quiero. Odio no ser como espero. No puedo cambiar, no puedo; porque siempre me gusto tener el vacío, pero no sentirlo.
No soy feliz, y antes tampoco; puede que no; pero me sentía mejor, me sentía poderosa, capaz de auto superarme en cualquier materia. No como ahora. Ahora no soy nadie, todo me supera, hasta mis impulsos. Nada es mío; no me pertenece este cuerpo, mis manos, mi boca, mis brazos, nada. Y no tengo nada, siento lo que odio.
Para eso me lleno de sabores, lleno de sabores a este cuerpo prestado. Y a la par se llena mi mente de odio, de angustia, de vergüenza, de todo un no sé. Ya no me reconozco. Se deformo mi sombra.
Me invaden pocas cosas, pero cosas grandes. Escenarios grandes, con poca gente que de pronto cambian sus guiones y toman el mío. Y ya no les gusto, empiezo a ver que ya no me quieren. Y en este cuerpo ya no siento las piernas, que las veo temblar; caigo y mis manos actúan con una parte de mi que disfruta herirme y que siente ansias de verme sangrar, entonces siento ganas de sentir dolor, solo dolor; dolor en el cuerpo, sentir que se desarma. Lo demás deja de ser real, y este cuerpo comienza a ser protagonista.
Debo admitir que la idea de seguir sangrando me alivia. Porque en ese momento lo que me duele es el cuerpo, ya no sufro. Me escapo y luego vuelvo, la intención de dejar de hacerlo vuelve siempre como la última vez.
No dejo de pensar que no es suficiente, no es suficiente porque jamás me veo en un solo punto, siempre ansío más. Además o soy perfecta en lo mejor y en lo peor, o soy ejemplo en lo peor y solo en lo peor.
Me siento tan inútil. Nada me hace efecto, o será que tengo tan pocas ganas de sentirme bien que hago lo imposible por sentirme mal.
¡Ufa! Últimamente no estoy escribiendo nada bueno.