miércoles, 25 de noviembre de 2009

There’s a Possibility


Nunca fui

lo suficientemente anoréxica

como para llegar

a mi meta final (39).

Quizás por eso

siempre me vi gorda.

Pero estuve tan cerca.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Miles de kilos


Cómo explicar lo que paso los siguientes días.
Pero no importa, ¿verdad?
De todos modos saben que
siempre me olvido de
no mezclar angustia, odio y soledad.
Siempre,
no hay pastilla que me lo recuerde.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Espinas en rojo


17/10

Como tantas otras veces esa vez me corte. Lo que hizo que esta vez fuera diferente fue que me corte en el auto de mi mamá, sola, por supuesto.

Me había propuesto comprar ropa interior, cosa que no hago desde que cubrí mi cuerpo con exagerada grasa; cuando entre al primer lugar mi vieja pide un corpiño talle 85 (si, ya sé, naturalmente no tengo nada) pero con lo gorda que estoy ese ya no es mi talle, y se noto. Me lo probé de espaldas al espejo y no me quedo. No quise más. Salí del lugar temblando (como cada vez que quiero llorar y no lo hago). No quise más nada. Le pedí las llaves a mi mamá mientras ella se iba con mi hermana a seguir comprando.
Casi, casi corriendo hasta el auto, desesperada. Entre y llore. Y me corte, me corte.
Pero eso no fue suficiente. Como al siguiente día era el Día de las Madres mi vieja tuvo una cena con la familia de Jorge (mi padrastro) y mi hermana los acompaño. Sola en mi casa sin haber comido en todo el día empecé a engullir, milanesas de soja, hamburguesas de soja (cabe que no como carne de ningún tipo), jugo de frutas, hasta no poder más. Si, gula al estilo pecado capital. Gran atracón de la puta madre.
Me prepare después de ingerir como una triste desquiciada, y me fui al baño, como hace tanto no hacía, a vomitar. Vomitar hasta sentir el ácido de la bilis, el vacío que te lo indica el hiel. Salí del baño mareada, aliviada, un poco nerviosa y con ese odio impulsivo que me llevo directamente a buscar una botella de agua y tragar algunas pastillas (las estabilizadoras que me agrego la psiquiatra). Luego enfrente de la tele me odie más, y empecé a tomar alcohol. Ron, Vodka. Más pastillas.
Me fui a dormir mareada casi sin poder ponerme de pie. Al rato llegó mi vieja que traía a mi hermana y ella se iba de nuevo. Mi hermana se fue a dormir. Y yo en mi habitación, sintiéndome raramente angustiada y aliviada porque sabía que lo que había hecho me iba hacer mal.
No mucho tiempo después me agarraron nauseas y vomito. Todo, todo agua, alcohol y como una espuma… o saliva batida, imaginado inocentemente, ¿no?
Cuando me despierto, ¡Opa! Estoy en el hospital. Y siento una hermosa debilidad, y un horrible dolor de cabeza. No comí en los siguientes dos días.
Pero a los pocos días eso no me alcanzo. Si, soy extrañamente estúpida.